El Encuentro del Propósito: Diseñando la Carrera de Mis Sueños
Recuerdo con claridad ese momento crucial en mi vida, cuando tenía 18 años y me preparaba para entrar a la universidad. Por primera vez, tuve el poder de tomar una decisión sobre mi futuro y el camino que quería seguir. Sabía que mis sueños se reflejaban en las páginas de las revistas y en las deslumbrantes pasarelas. A pesar de ello, dejándome llevar por ideas de qué "era lo mejor para mí", decidí estudiar hotelería. No me malinterpreten, disfruto enormemente de esa carrera y tal vez algún día logre tener mi propio hotel junto al mar. Sin embargo, había postergado aquellos sueños que me causaban escalofríos, aquellos que verdaderamente me apasionaban: el modelaje.
En medio de mi formación en hotelería, surgió de manera inesperada y sin buscarlo, la oportunidad de adentrarme en el mundo del modelaje. No sé si creen en la ley de atracción y la metafísica, pero para mí esto fue la materialización de mis anhelos más profundos en el momento perfecto de mi vida. Desde los 18 años, comencé a trabajar con los mejores diseñadores y fotógrafos de Guatemala, y lo digo no con pretensiones, sino con humildad y una inmensa gratitud que me hacía sentir la persona más afortunada del mundo. Diversas oportunidades empezaron a tocar a mi puerta, y mi carrera floreció rápidamente. Las oportunidades llegan a aquellos que están plenamente convencidos de que las aprovecharán sin vacilar, y eso es precisamente lo que hice: me presenté a muchas sesiones de fotos sin esperar ni exigir retribución económica, sino con el corazón lleno de alegría y gratitud. Participé en numerosas pasarelas, nerviosa pero sabiendo que daría lo mejor de mí para aprender el arte del desfile.
Por supuesto, no todo fue un camino de rosas. Muchas puertas se cerraron frente a mí, recibí miradas de desprecio, risas en mi cara y burlas hirientes sobre mi peso (y mis orejas). Incluso me dijeron cosas como "ella nunca llegará muy lejos". No voy a mentirles, este tipo de situaciones generan complejos que tuve que superar desde lo más profundo de mi ser para creer en mí misma. Sin embargo, me prometí que nadie tendría el poder de arrebatar ese gran sueño de mis manos. Me di cuenta de que, si quería algo, era yo quien debía buscarlo. Así que solicité una pasantía en Look Magazine para tener mayor exposición con marcas y diseñadores. Empecé a asistir a eventos a los que me invitaban para establecer contactos y, sobre todo, me esforcé por "vender" la idea de que yo era una modelo. Fue así como en 2016 surgió la idea de representar a modelos y fundé una agencia que me brindó una nueva perspectiva de la industria y una forma fresca y renovada de vivir y comprender el mundo del modelaje.
Desde 2016, tengo el honor de representar a modelos. Aquella niña de 18 años que creía que se convertiría en hotelera por miedo a creer en sus sueños, ahora dirige una empresa donde no solo tengo la dicha de seguir modelando, sino también la de representar a más de 400 modelos en el país. Representar modelos trajo consigo nuevos retos, nuevas formas de tratar no solo de comprender la industria, sino también de poder aportar mi granito de arena y hacer que la industria sea más receptiva, empática e inclusiva para las generaciones que vendrán después de mí. Durante los últimos 7 años aposté por mis sueños, por ver la industria del modelaje mejorar. No fue fácil, he tenido que cerrar mi primera agencia y abrir una nueva (literalmente canibalizándola), hasta aprender a tratar con distintas personalidades y buscar no solo ver el otro lado de la moneda, sino también comprenderlo. No cambiaría absolutamente nada porque todas estas piedritas en el camino se han convertido en lecciones que llevo conmigo en mi camino como empresaria y modelo. Así, a una corta edad, tuve la dicha de encontrar mi pasión y mi lugar en ella. Ahora veo más allá, y entiendo que mi propósito en esta vida es dejar un legado en la industria del modelaje en Guatemala.
Todos estos años de trabajo sin remuneración, de escuchar burlas, de encontrarme con puertas cerradas, de sacrificio y esfuerzo mental me han enseñado una lección fundamental y, lo más importante, quiero transmitirla hoy aquí: el poder de PRESENTARSE. Presentarse cada día y trabajar incansablemente hacia nuestros sueños, sin importar lo difícil y tedioso que pueda parecer. El poder de presentarse día tras día, aunque después de un año parezca que seguimos estancados en el mismo lugar. El poder de presentarse para vivir nuestros sueños, los cuales estoy segura se manifestarán tarde o temprano si tenemos la paciencia y la resiliencia necesarias para seguir apostando por nosotros mismos.
Presentarse significa ser constante, día tras día, sin detenerse, sin titubear. La constancia marca la diferencia entre aquellos que logran cruzar el puente hacia el otro lado, donde sus sueños se hacen realidad. Presentarse implica creer en uno mismo cuando nadie más lo hace, invertir en nuestro conocimiento para adquirir las herramientas necesarias y convertirnos en expertos en nuestro campo. Presentarse es ser estratégico y buscar oportunidades para hacernos notar. Presentarse significa que, a pesar de tener uno o cien días malos, siempre habrá un nuevo amanecer y siempre nos levantaremos al día siguiente, incluso si el ánimo está bajo, para dar lo mejor de nosotros mismos.
Mi historia es un recordatorio poderoso de que nuestros sueños merecen ser perseguidos con pasión y determinación. A través de altibajos, obstáculos y momentos de duda, he aprendido que el verdadero éxito no se mide solo en logros materiales, sino en la valentía de seguir adelante a pesar de las adversidades y en la satisfacción de vivir una vida auténtica y alineada con nuestras pasiones más profundas.
En el proceso, descubrí que mi carrera de ensueño no solo era un destino, sino un viaje en constante evolución. Encontré alegría en el proceso de crear, innovar y desafiarme a mí misma. Cada día me despierto con entusiasmo, sabiendo que estoy siguiendo mi verdadero propósito. Mi carrera se traduce en una expresión de mi esencia y en una forma de hacer una diferencia en el mundo.
Así que te animo a ti, que estás leyendo estas palabras, a que te levantes cada día con el coraje de presentarte al mundo y perseguir tus sueños más audaces. No importa cuán grande o imposible parezca tu meta, recuerda que eres capaz de superar cualquier desafío si te comprometes a dar lo mejor de ti y a mantener viva la llama de tu pasión.
No permitas que nadie te diga que no puedes lograrlo. Ignora las voces de la duda y confía en tu propio potencial. Sigue mostrándote al mundo con determinación y convicción, porque solo así podrás alcanzar las alturas que te mereces.
Recuerda, el poder de presentarse y perseverar está en tus manos. ¡Atrévete a ser el protagonista de tu propia historia y a convertir tus sueños en una realidad que inspire a otros a seguir sus propios caminos llenos de pasión y propósito!